Se realiza una promoción de apartamentos en un solar de reducidas dimensiones y en una calle en pendiente. El entorno, un barrio residencial de Toledo, se configura con viviendas en su mayoría autoconstruidas, lo que proporciona una imagen de cierto pintoresquismo. El proyecto se centra en obtener el máximo aprovechamiento del solar y en configurar una fachada con un mínimo de dignidad formal. Los huecos verticales se alternan con paños blancos en un aparente desorden, como sucede en las viviendas del entorno. Un zócalo de granito gris protege el edificio.